miércoles, 24 de diciembre de 2014

Cancion solitaria VIII



Liliana

Mi niña está creciendo, se que llegara el momento en que debo dejarla ir, debe conocer el mundo por su cuenta. Toda mi vida la he dedicado a ella, todo mi esfuerzo, todos mis logros, quiero que tenga todas las comodidades que yo no tuve.

- Liliana: ¿Lo estaremos haciendo bien? – Digo en voz baja mientras ambas miramos a Fiona dormir- Es un ángel, no quiero que le hagan daño.

- Helena: Tiene la suerte de tenerte como madre. –Decía mientras me frotaba los brazos, tal como sabe que me gusta y reconforta-

Ya una vez en el cuarto empiezan mis temores nuevamente.

- Liliana: La amiga de Fiona me dijo que le habla mucho de nosotras, no pude evitar entristecerme, somos lo único que conoce.

- Helena: Mantengo firme lo que te dije antes, vámonos de viaje juntas. Le hará bien estar lejos de nosotras por unos días. -Dijo mientras buscaba su bata de dormir-

- Liliana: No sé, no creo, ¿Y si me necesita? Desde que empezó la universidad ya casi no habla conmigo.

- Helena: Está haciendo amigos, ya suficiente tuvimos con retenerla un año sola en Lyon. –Se me acerca, no puedo evitar estremecerme con sus caricias-

Necesito tener una charla con esa niña, Lisa, ¡no voy a dejar fácilmente a mi bebé, a merced de una joven que no sabe nada!

- Liliana: ¿Cuándo le vamos a contar lo nuestro? – Ya casi no podía hablar, sus besos no me dejaban ni pensar-

- Helena: Si ella no lo sabe, debe sospecharlo. – Dijo abriendo los botones de mi camisa-

- Liliana: Sabes que ni que hagamos esto delante de ella, se daría cuenta.

Reímos de mi comentario. Sentí algo de tristeza nuevamente al pensar en la inocencia de mi única hija y en la maldad que puede encontrar en este mundo. Aun así, Helena me hizo olvidar por un momento, esa noche volví a ser suya.

- Liliana: No se que haría sin ti.

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Diana

Llegan las audiciones y como no me inscribí en la participación, con mucha insistencia de Lisa solo vine a darle apoyo, su amiguita rara no pudo venir, bueno, al menos está Sara. Luce más hermosa que nunca, es un ángel, es perfecta, que cuerpo, que ojos, tan solo como se llena de orgullo cuando ve a su hermana, si me mirara de esa forma no sabría como reaccionar. Pero que tonterías digo, si ella solo tiene ojos para el insípido de Gerard, con su aire de grandeza y sus rulos oscuros. Mírame a mi Sara, ¿Por qué no ves que estoy aquí junto a ti?

Sentí celos al no poder estar audicionando y aprovechar la mirada de ella, Lisa lo está haciendo excelente, ¿de donde habrá aprendido a pronunciar así?

- Diana: Lisa lo está haciendo bien – Le digo a Sara para buscarle conversación-

- Sara: Es perfecta. La obra promete mucho, por lo que he visto en las canciones, ¿Por qué no estas audicionando Diana? Me encanta el francés. ¿De donde aprendió a pronunciar? – Me decía sin dejar de mirar a Lisa-

- Diana: - Por ti aprendería hasta mandarín, Sara- Se habían cerrado las inscripciones cuando fui. – Tuve que mentir, no podría decirle que me aburre algo que ella ve encantada-

Sara

Definitivamente tengo que aprender con quien le enseño en tan poco tiempo semejante perfección al pronunciar el francés. Mi hermana luce espectacular, le tomare fotos para colgarla en su Facebook. Me extraña que su amiga no esté aquí con ella, ¿Cómo es que se llama? ¿Nora? ¿Flora? No sé que le habrá visto, me pregunto si esa chica sabe reír o sabe llorar, nunca la veo haciendo otra cosa que no sea leer o simplemente estar con la mirada perdida. Tengo que hablar con Lisa de ella. No sé si es lo que mi hermanita merece a estas alturas.

Uhmm que lindo está el asistente, como se le marca el pantalón, creo que está maquillado, ¿Sera gay? Ay se mueve con una gracia, Gerard se estaría burlando si lo ve, la verdad... No me interesa si es gay, puedo convencerlo, le pediré su número más tarde.


Diana está aquí y ni me había dado cuenta, la saludo y hago comentarios al azar, y sigo pendiente de los que están cantando. Ya quiero que Lisa termine para escabullirme y hablar con ese ágil asistente. Me gustan sus dedos. Que largos.





Victoria

Aaahh pero que resaca. No puede ser, ¿Por qué bebí tanto si hoy tengo que dar clases? Miro la hora y estoy super tarde. Me levanto a toda prisa, no encuentro mi ropa, no encuentro el baño, no encuentro nada. Nada esta como recuerdo que lo había dejado, un momento, esta cama no es mía, ¿Dónde estoy? Sigo mirando y no encuentro respuestas. Me esfuerzo en recordar que hice anoche, río, anoche era domingo, rio nuevamente, soy una irresponsable, aun no recordaba donde estoy, el dolor de cabeza me tenia mal.

Abren la puerta y aparece un desconocido, lo miro de reojo mientras me tapo con la sabana. Trae dos cafés y un cigarro en boca. Sigo sin decirle palabra esperando a ver qué me dice.

- Desconocido: ¿Qué paso? ¿No me recuerdas?

- Victoria: Claro que sí, es solo que tengo dolor de cabeza.

- Desconocido: A ver – Sentándose en la cama, dándome un café, con tono alegre- ¿Quién soy?

- Victoria: - Luego de varios sorbos- No estoy para eso ahora, ¿dónde está mi ropa?

- Desconocido: Le preguntaré a Robert, el debe saber. – Se va del cuarto-

Claro. ¿Cómo pude olvidarlo? es el primo de Robert, el chico del bar jajaja ¿Ehh? Aaahh ya recordé. Vaya noche. Fiuu. Dos pajaritos de un solo tiro.

- Desconocido: Toma aquí está – Dijo mientras me daba mi ropa y me pellizcaba una nalga- Toda una gata. Vamos a hacerlo antes de que te vayas. – Dijo acariciándome-

- Victoria: No creo – Me aparto de el y termino de vestirme- Será en otro momento. ¡Adiós! –Me llevo el café conmigo.-

Ya una vez en la universidad me topo con mi tío, quien me tenía bajo la mira. Tenía un dolor de cabeza tan horrible que no entendí palabra de lo que dijo, solo quería deshacerme de el, hacer lo que tenía que hacer rápido y dormir un rato mas en mi oficina.

A eso de las 11 tocan a mi puerta. Me levanto y arreglo rápidamente. Mire mi agenda y recordé que había citado a la señorita Fiona Duarte. Genial, mi mejor alumna y me va a ver con esta pinta. Le digo que aguarde mientras tomo 2 aspirinas y me lavo la cara.

- Victoria: Adelante señorita Duarte.

- Fiona: Me quería ver, profesora Lencastre.

- Victoria: Si si, pasa, siéntate. Ponte cómoda. – Pero que chica más guapa- ¿Te molesta si enciendo un cigarrillo?

- Fiona: Más que molestarme a mí, recuerde que en las instalaciones está prohibido.

- Victoria: Sera nuestro pequeño secreto entonces – Enciendo el cigarro, agarro un jugo frio de la nevera, y procurando que no me vea le vierto media botellita de Vodka-

- Fiona: ¿El alcohol también será parte del secreto?

- Victoria: Jaja me atrapaste – Me siento- y dime Fiona, ¿qué pequeño es el mundo verdad? Hace apenas una semana eras una desconocida sentada al final de una fiesta aburrida, y hoy estas aquí como mi alumna citada.

- Fiona: ¿Puede decirme por qué estoy citada?

- Victoria: Tu comportamiento con la señorita Priest.

- Fiona: Le repito, no estábamos haciendo nada que…

- Victoria: Basta. No quiero escuchar más de lo mismo. Te he observado Fiona, eres una alumna ejemplar, reservada, eres una buena persona. Y me temo que ella podría corromperlo, estas empezando el curso y debes empezar a tomar decisiones correctas, de lo contrario…

- Fiona: ¿Por qué me dice esto?

- Victoria: No me interrumpas. De lo contrario, todo lo que has querido, podría echarse a perder. Se lo que tienes, recuerda cual es mi trabajo, no es solo hablar y hablar por horas mientras determino el grado de interés de los oyentes. No solo corrijo exámenes y doy órdenes. Fiona, esa charla que tuvimos la primera vez, no sale de mi cabeza, fuiste como un rayito de luz al final del túnel. Necesito más gente como tú, veo tu potencial, no lo desperdicies en niñerías.

- Fiona: Lisa es mi mejor amiga. No podría hacerle esto.

- Victoria: Corrección. Lisa es tu única amiga. Tal vez si te abrieras un poco mas y dejes de pedir a gritos con tu mirada de gatito degollado que te entiendan. Tendrías más amigos, y mejores, mucha más calidad. Chicas como Lisa solo quieren una cosa de ti, y créeme, no es tu intelecto.

- Fiona: ¿Qué le hace pensar que soy lo que usted dice? ¿Qué acaso tengo que comportarme como me lo pide la sociedad, solo para encajar y ser un peón en el ajedrez de alguien más?

- Victoria: Mejor no lo pudiste haber dicho querida. – Sonrío- Eres una pieza en el ajedrez de Lisa, un peón, una torre, un caballo, da igual, al final vas a caer tan rendida a sus pies que todas tus metas y esperanzas de florecer se van a frustrar.

Esta chica me va a odiar, pero sé que con el tiempo lo va a entender todo, espero estar equivocada con respecto a su amiga, pero si en algo soy buena, es en el abordaje de las emociones.

- Victoria: -Luego de una larga pausa, un incomodo silencio- Escucha. No lo tomes a mal, considérate como un canario que ha estado toda su vida en una jaula emocional, en una tienda de animales, viene un comprador, cualquier comprador, abre la jaula, temes, pero ese comprador te toca, te da cariño, diferente al que has conocido, al que te han brindado tus dueños de la tienda, te hace sentir bien aunque aun no sabes porque. Cuando por fin sientes que puedes volar, sientes que eres libre de recorrer la tienda y hablar con todos los pajaritos que siempre han estado en otras jaulas como tu... ¿Sabes qué pasa?

- Fiona: ¿Qué pasa?

- Victoria: Te devuelven a la jaula, si le agradaste al comprador, te irás a casa con él, tendrás un nuevo dueño, un nuevo ambiente, al fin y al cabo cambia es el lugar, no las circunstancias. Pero… Si no le agradaste al comprador, igual te devuelve a tu jaula y permanecerás en esa misma tienda, nuevamente encarcelada, luego de haber sentido el amor, ¿Qué pasa? Ya no serás la misma. Tus sueños de volar se truncaron, has probado un pedacito de ese pastel que siempre quisiste, y ese pastel salió envenenado. ¿Me comprendes Fiona?

- Fiona: … -Me mira fijamente con ese rostro inexpresivo-

- Victoria: Lo vas a comprender, solo espero que no cuando ya sea demasiado tarde. Puede retirarse.

Sé que fui dura con ella, pero lo necesita, he visto de ella en una semana más de lo que todos los estudiantes podrían ver en un año. Si no abre los ojos, jamás podrá ser nada en esta vida. Por más intelecto que abarque.


Suena mi teléfono. Un mensaje de Vanessa, genial, ya tengo planes para esta noche.





Gerard
- Alyiah: Buenos días, Sras. y Sres. En nombre de Atlantic Air, el comandante Gerard Cousteau y toda la tripulación, les damos la bienvenida a bordo de este vuelo con destino a Madrid, cuya duración estimada es de 9 horas, 14 minutos.
Por motivos de seguridad, y para evitar interferencias con los sistemas del avión, los dispositivos electrónicos portátiles no podrán utilizarse durante las fases de despegue y aterrizaje. Los teléfonos móviles deberán permanecer…

Otro día soleado, otro viaje aburrido por el atlántico, 5 días me separan de Sara, la vi anoche y ya siento que la extraño. La mitad del vuelo transcurre sin dificultad, lo normal, lo habitual. Mantengo el piloto automático y me dirijo a mi copiloto.

- Gerard: Mi hora de descanso.

Me dirijo a la mini cabina personal que está detrás de los asientos de pilotos. Abren mi puerta, es Alyiah. Me trae el desayuno, le sonrío, es una morena hermosa, con unas curvas capaces de crear desastres a donde vaya. Originaria de Malí. Con esos aires de Top Model y esa sonrisa que derrite siempre a media tripulación.

- Gerard: Gracias. Ya puede retirarse.

- Alyiah: ¿Por qué tan formal, capitán? – Se sienta en mis piernas- ¿No vamos a jugar hoy?

- Gerard: No, sabes que ya no estoy para esas cosas, tengo una novia que me está esperando y no puedo hacerle esto.

- Alyiah: - Frotando mi entrepierna con sus hábiles manos- ¿Me dices esas cosas un vuelo si y otro no? Jajaja, vamos capitán, hoy toca el no. – Me abre la corbata- Además, ya lleva mucho tiempo con ella, no entiendo porque no terminan de dejarse.

- Gerard: Eso –quitando sus manos de encima de mí- NO – Quitándola de encima de mis piernas- va a pasar jamás. – Ajustándome la corbata – Mas prudencia. Retírese de mi cabina.

Ay Sara, no te voy a defraudar más. Ya te lo prometí, esto va a ir en serio. No seré quien te haga derramar más lágrimas mi amor. Jamás.

Duermo, solo me quedaban 40 minutos de descanso.

Sara
Luego de pasar la noche en el apartamento de Gustavo, el asistente de las audiciones, donde mi hermana por supuesto salió triunfante. Voy camino a mi apartamento para darme una ducha e ir a la universidad.

- Lisa: ¿Puedes decirme dónde estabas?

- Sara: ¿Eh? ¿Qué haces aquí? ¿Qué no tienes clases? – Le digo dándole dos besos, recuerdo donde pasaron esos labios toda la noche, le limpio el cachete con mi mano-

- Lisa: Vine a buscarte para ir juntas, aprovechando que Gerard no está. No me gusta tu nueva actitud hermana, dime porque estas así. Sabes que puedes confiar en mí.

- Sara: Déjame bañarme que estoy impresentable, ¿si? – Me dirijo al baño directamente-

- Lisa: ¿Por qué le haces esto a Gerard? Pensé que iban en serio, ¿Van a botar 4 años de relación a la basura? –Me dice gritando para que la oyera desde el baño-

- Sara: ¿Vamos a hablar de esto hasta en el baño? –Le respondí también gritando-

Salgo del baño y Lisa aun está a la puerta de este, esperando una respuesta. No sabía que decirle, amo a Gerard, eso es indiscutible, es mi única relación formal. Una relación que se ha ido haciendo añicos desde hace meses cuando me enteré de sus amoríos con la tripulación. Claro, soy una tonta, ¿cómo voy a confiar en un piloto que hoy está aquí y mañana en China con quien sabe cuántas mujeres ofrecidas?

- Lisa: Hermana, no importa lo que hagas, con tal de que estés feliz. Pero sé que esta no eres tu, no sé dónde estabas, pero vi como le coqueteabas al chico en la academia. Por favor, recapacita un poco. Si Gerard es la causa, no expandas la enfermedad.

- Sara: -Me siento en la cama aun en toalla y lloro inconscientemente, no aguantaba más- No quiero ser una tonta, me estoy cansando de ser la perfección para mamá, la hija quería, la niña de los ojos de papá, la novia perfecta a los ojos de todos. No aguanto.

- Lisa: Calma. – La abrazo como siempre hago cuando la siento vulnerable- ¿Por qué no terminas con él? Eres la chica más hermosa de tu curso. Cualquiera estaría detrás de…

- Sara: Espera espera. ¿De mi curso? El año pasado dijiste que de la uni entera.

- Lisa: No conocía a Fiona.

- Sara: Jajaja ay, me hiciste reír, no me dejaste completar mi sesión de drama por el imbécil de mi querido novio. Jajaja.

- Lisa: Tendrás tiempo de otros dramas por él, de aquí hasta que terminen de una vez por todas, o hasta que terminen de enseriarse.

- Sara: Dime algo Lisa. ¿Te gusta mucho esa chica?

- Lisa: ¡Pero si estamos hablando de ti! –Me lanza una almohada y se va del cuarto- Termina de vestirte que quiero ir con mi hermana favorita del mundo mundiaaaaal. –Dijo gritando-

- Sara: Soy tu única hermana, ¡mas te vale!

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Lisa

Han pasado tres semanas desde la audición, y a pesar de que obtuve el papel que quería, el papel por el que Fiona tanto se esmeró en enseñarme para desempeñarlo lo mejor posible. Tengo un sentimiento amargo, un vacio. La cara rígida de ella no mostró ni una sola mueca cuando le fui a contar con entusiasmo que lo logré. Desde entonces he sentido levemente un distanciamiento que me mantuvo alerta, bien ella nunca fue muy habladora, ahora la sentía menos. Si antes me decía 4 palabras seguidas, ahora dice una, y a la fuerza. He tratado de las mil y un maneras de buscarla, de hablarle, de hacerla reír conmigo, un día lo logro y otros dos no.

Todo este tiempo ha estado más cerca de la enana deforme de Victoria, tenía un mal presentimiento cuando la conocí, pero no sabía que era de este tipo, es una apestosa a alcohol y me extraña que eso no desagrade a Fiona, quien me ha hecho saber varias veces que no le gusta ese olor. ¿Qué hice? Nuevamente entran mis dudas. ¿Qué no hice? Necesitaba hacer más.

Por otro lado, Diana, quien podía llamar mi mejor amiga, también se ha distanciado de mí. Es el primer mes del semestre y todo se ha vuelto de cabeza. La semana que viene me mudo con Sara quien se ha distanciado de Gerard, aunque no han terminado oficialmente. Genial, seremos dos hermanas solteronas compartiendo el apartamento de la tristeza. Reí, con amargura. No merecíamos esto. Ya ni sabía que me merecía.

Tomo el teléfono y llamo a Fiona, necesitaba escucharla, verla, hablar con ella por vigésima vez y preguntarle por qué ha cambiado conmigo. Me dice que está ocupada, suelto una lagrima involuntaria que me destroza por dentro, frágil como el cristal. Al par de horas recibo un whatsapp, es Cindy, nuevamente río con amargura, el destino siempre jugando conmigo, me trae a Cindy cuando a quien más anhelo es a Fiona. Dejo el teléfono, no le respondo. Agarro el carro y voy al parque donde había llevado a Fiona un par de veces, donde habíamos hecho el pacto de respeto a su espacio personal, y todas esas tonterías que para ella son importantes. No dejo de pensar en ella.

Tenía tan visualizada en mi cabeza su imagen, sus ojos grises como un cielo amenazando con un diluvio y su cabello con cortes disparejos que solo luce perfecto en ella, su piel pálida y su delgada pero firme figura, hasta sus manos, sus sudorosas manos, las sentía, las sentía como si estuviese conmigo en ese momento. Me siento en el mismo banquito donde estuve con ella mirando a la laguna.

Hago un recorrido con la mirada a lo lejos, mis ojos no pueden creerlo, la profesora Lencastre estaba sentada en un banquito hablando con un grupo de 4 o 5 personas, no se distinguían bien, solo la veía a ella. La aborrezco, siento ganas de ir y pegarle cuatro gritos pero me contengo, esa bruja infernal era la razón del vacío que llevaba 3 semanas oprimiéndome.

Sigo mirando, no puedo ya concentrarme en nada. Necesitaba ver bien quienes eran esas personas que estaban con ella, por un momento sentí miedo, miedo de que la mujer más hermosa y reservada que haya conocido, se encuentre con esa jauría de imbéciles. Venciendo mis temores me acerco más a ellos, al punto de que uno de ellos grita mi nombre. No pude mas y me acerco a saludarlos, efectivamente, Fiona estaba entre ellos, quería llorar ahí, quería gritarle, preguntarle por qué.

Me siento a un lado luego de saludarlos, hablaban de cosas que por más que lograba entender, no captaba ni la mitad, lo que no entendía era porque una profesora los citaba a un parque si hoy ni siquiera tenemos clases con ella. Espero pacientemente a que terminen, Fiona no dejaba de mirarme al igual que yo a ella. En silencio, entre miradas le preguntaba ¿Por qué? No sabría decir si me entendía. Notaba una tristeza, por primera vez notaba alguna emoción en su rostro. Me arrugó el corazón cuando caí en cuenta que esa primera emoción que me hacia entender, era tristeza.

- Prof. Victoria: Eso es todo por hoy, lean más sobre el trilema de Münchhausen, nos vemos el jueves a esta misma hora chicos. Señorita Priest – Dirigiéndose a mi- Que sorpresa verla.

- Lisa: Que sorpresa verlos a ustedes por aquí. ¿Por qué los cita afuera de las instalaciones?

- Prof. Victoria: Son actividades opcionales. –Ya con cara seria-

- Fiona: Lisa.

Mi mundo se mueve nuevamente cuando oigo su voz llamándome. Dejo de hablar y de prestarle interés a la arpía, la miro a ella de cerca, cuanto la extrañaba, me abalanzo abrazando su cuello, no lo soportaba más.

- Lisa: Fiona tenemos que hablar. Vámonos de aquí por favor.

- Fiona: Lo sé, vamos.

- Prof. Victoria: Hasta mañana Fiona.

Siento un impulso de detenerme y regresar hacia ella para darle en toda la cara, cuando oigo su voz despidiéndose de Fiona, de mi Fiona. Imagino sus dientes torcidos ya débiles en su boca dentro de un charco de sangre. Me detengo en seco. Respiro, sigo adelante. No vale la pena ser expulsada por culpa de este ser.

Fiona

Si que no soy la misma desde aquella conversación con la profesora Victoria, me ha ayudado a sentir esos cambios que en tiempos anteriores no podía por más que intentaba, mantenerme alejada de Lisa solo me hacia descubrir nuevas emociones, que sin expresarlas ya Victoria las podía adivinar. La extrañaba, pero aun me seguía diciendo que era lo mejor. La veía en algunas ocasiones, ha dormido un par de veces más en mi casa, en mi cama, cada noche fue diferente, me sentía más abierta, estaba en una especie de terapia, era otro de los secretos de Victoria. Conocí 3 chicos mas que se asemejaban a mí. Bien en otros niveles. No me sentía excluida, sentía que tenía amigos, aunque en el fondo, Lisa era quien estaba de primera.

Una vez solas en el parque, aun sentía por dentro esa emoción de haberla encontrado de coincidencia. Sentia tristeza por haberla abandonado y dejarla con la duda, tantas veces me habia pedido respuestas, tantas veces no supe darlas. Ella no dejaba de llorar en silencio mientras yo la miraba de reojo y le agarraba las manos. No sabía bien que tenía que decirle todavía. Ese día no hubo palabras. Solo tactos. Era todo lo que se necesitaba. Ella se fue a casa sintiéndose un poco mejor, o por lo menos así me dijo.

Pasaron 17 días más y seguíamos viéndonos, bien sea por el club de lectura que ya inauguramos o para practicar en mi casa o en su nuevo hogar con Sara, el francés. Cada vez nos acercábamos más. Cada vez me alejaba menos de ella, cada vez era todo más diferente. No quería ser aquel pajarito del que me hablo Victoria hace ya un tiempo, pero sabía que lo estaba siendo por elección, no por obligación. Si algo aprendí bien en este tiempo, es que también se puede vivir el momento.

Fiona y Lisa

-En el cuarto de Fiona estudiando francés-

- Fiona: J'avoue je maudis, Tout ceux qui s'aiment

- Lisa: ¿Te he dicho que me encanta esta canción?

- Fiona: Si, tres veces ya con esta.

- Lisa: ¿Y te he dicho que mas me encanta?

- Fiona: Te encantan muchas cosas.

- Lisa: Hay una que es mi favorita entre todas ¿Quieres saberlo?

- Fiona: Claro dime.

- Lisa: Tu, mi persona favorita. – Le dije ya alejando el libro de mis piernas y agarrándola de la cintura-

- Fiona: Que privilegio el mío entonces – Le digo dándole un beso casto en los labios-

- Lisa: ¿Fiona?

- Fiona: ¿Si?

- Lisa: ¿Qué hiciste?

- Fiona: ¿De qué?

- Lisa: Me besaste sin que te lo pida. Me tocaste los labios – Dije aun confundida y medio excitada ante tal novedad-

- Fiona: Uhhm ¿y te molesta?

- Lisa: Ven. – Tomo su mano y la dirijo a la cama, cierro la puerta del cuarto por si su mama llega sin avisar, me siento a su lado- ¿Qué otras novedades me tienes señorita?

- Fiona: Me estas asustando.

- Lisa: No no, jajajaja no, calma. Quiero enseñarte algo. – Dije a medida que me quitaba la blusa y quedaba en brasier-

(Lisa) Agarro su mano y la paso por encima de mi pantalón, en mis muslos, lentamente, ella se deja, ya no se mantiene tensa, su mano está suave, le subo la mano hacia mi cara, dejo que la explore, le pido que me mire, que mire lo que hace su mano.

- Lisa: Con calma, ¿si? No pasara nada que tú no quieras, lo prometo. –Le beso la mano que tenía en mi cara-

(Lisa) Paso su mano en mi pecho, bajando hacia mi corazón, como en otras ocasiones había hecho con ella. Agarro su otra mano y dejo ambas encima de mis senos, ya estaba algo nerviosa ante la reacción que podía tener. Ella me mira a los ojos, luego a sus manos quienes aun sostienen mis senos. Con tanta delicadeza e inocencia. Los apretaba tan dulcemente que solté un gemido involuntario.

- Lisa: ¿Qué sientes ahora?

- Fiona: …

- Lisa: ¿Fiona?

- Fiona: ¿Si?

- Lisa: ¿Estás bien?

- Fiona: Estoy bien. – Tragaba saliva involuntariamente-

- Lisa: ¿Fiona?

- Fiona: ¿Si?

- Lisa: ¿Te gusta?

- Fiona: ¿Eh? – Regreso del trance en el que estaba, hipnotizada ante su belleza-

- Lisa: No, no quites las manos. –Me quito el brasier lentamente, esperando una reacción-

(Fiona) Nadie me dijo como seria esto. No termina de quitarse el brasier cuando sin darme cuenta como, un impulso me hizo agarrarle los senos nuevamente. Ella me miraba, sonreía, yo sonreía con ella, aunque luchaba por no detenerme y arruinarlo todo.

- Lisa: ¡Vaya! Me gusta esta Fiona.

- Fiona: ¿Cuál Fiona?

- Lisa: La que me toca sin inmutarse.

(Lisa) Ambas sonreímos. Pensé que esto no iba a suceder nunca. Me acerco a ella para que me acaricie mejor, deseaba que hiciera más cosas, pero me conformaba por ahora con eso, si ella estaba de acuerdo, claro. Le subo la franela y la dejo en brasier también, ella en ningún momento retiraba sus manos de mí. Todo pasaba lento, todo debía pasar lento, es la primera vez que esta chica toca unos senos ajenos, pero la que tuvo la reacción infantil cuando vio los de ella, fui yo. Madre mía, que bella, son tan rosados y perfectos, ella a pesar de no oponerse, la siento tímida, arquea su espalda, como escondiendo su torso desnudo, la toco con delicadeza para calmarla, le beso el cuello susurrándo que todo está bien, no hay de que temer, sigo dando besitos haciéndole cosquilla, ella ya no me tocaba, cuando trate de acostarla completamente en la cama, se resistió y coloco sus dos manos hacia atrás para aguantar su peso, me dejaba a la vista los senos más hermosos que pude ver o soñar. La abrazo por la cintura mientras me acerco a ellos, les doy un beso en la punta, que logra hacerla reaccionar, se agarra de mi cabeza ahora para no caer en la cama.

(Lisa) Ahora no solo eran besos, me dejaba hacer a merced. Desconozco cuanto tiempo estuve disfrutando de su perfección, pero fueron los minutos más felices, no quería que acabaran. La sentía más suelta, le doy un beso en la boca, como aquella ultima vez intente hacerlo, ella no dejaba de agarrar mi cabeza, se aferraba a mí como si su vida dependiera de ello. Abro espacio con mi lengua mientras la de ella aguarda tímidamente. Nuestro primer beso y ella no protesta, me sentía en el cielo. No quise pasar a mas de eso, ella me hizo sentir lo mismo, entendía la reacción de su cuerpo tal como si fuese el mío. Éramos una sola persona en ese instante.

(Fiona) Me dejo hacer, no sentía necesidad de protesta, a pesar de mis manos ya temblorosas, con ella empecé a sentir la calma que había buscado. Mi primer contacto físico y no era nada parecido al trauma que pensé podría tener. Lo contrario, quería saber hasta dónde podía llegar. Por un momento mi cuerpo le dio señales a Lisa, me puse algo tensa, ella lo entendió. Se separó de mí y aun sin ponerse la ropa se acostó en la cama. Me pidió que la abrazara mientras yo me colocaba el brasier y la franela.

- Lisa: ¿Por qué te vistes?

- Fiona: ¿No vamos a seguir estudiando? – Dije mientras me acostaba ya a su lado y ella se abrazaba a mí-

- Lisa: Ya aprendimos lo necesario por hoy.





















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